Elegir bien el equipo de catering y todos los momentos del mismo, se convierte en una ardua tarea en la que son muchos los factores a tener en cuenta.
Los nervios, el trasiego de ir y venir o los preparativos previos hace que los novios sean seguramente las personas que menos comen durante una boda. Por ello, una buena idea es que puedan disfrutar de un aperitivo con tranquilidad y rodeados de sus más allegados mientras se visten. Unas ricas ostras, jamón ibérico, una tabla de quesos o unos ligeros crudités son algunas de las recomendaciones.
Tener una carta de vinos variada para que los novios puedan elegir sus preferidos. Ofrecer bebidas refrescantes para combatir el calor o una barra de aguas de frutas o limonadas para recibir a amigos y familiares tras la ceremonia. Entre las opciones más de moda, sin duda ofrecer una barra libre de gin tonics de autor o cócteles divertidos.
Se os ocurre una bebida más idónea para sorprender y hacer disfrutar a los invitados en un día tal especial. Es indispensable brindar por los recién casados con un delicado espumoso porque esta bebida simboliza celebración, amor, tradición y elegancia. No hay boda sin brindis.
Si la boda es de mañana, una rica merienda con dulces y frutas. Si es por la tarde, tras las copas, siempre es un buen momento para que el catering elegido saque una recena.
Elegir el mantel y las servilletas adecuadas, decorar el salón o el jardín con flores de temporada, los elementos decorativos de los diferentes rincones del espacio en consonancia con los colores elegidos, las luces de la pista de baile, etc.
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