Los enlaces matrimoniales vuelven a cobrar protagonismo tras unos años duros marcados por la pandemia del coronavirus. En 2022 se espera que las bodas vuelvan a celebrarse por todo lo alto y con unas tendencias que no pasarán desapercibidas. Qué colores reinarán en el gran día. El clásico vestido blanco seguirá marcando tendencia.
Las parejas quieren celebrar el amor a lo grande, tener una fiesta épica y menos formal y compartirla junto a sus invitados. Por ello, para el 2022, las parejas apostarán por celebraciones menos protocolarias, creando una ‘etiqueta moderna’ que pone en el epicentro a sus amigos y familiares. Los invitados se convertirán en una pieza clave para este gran día y la pareja buscará mimarlos al máximo.
Los novios apostarán por la personalización y la creatividad, para que ese día sea recordado siempre y dejar a sus invitados con la boca abierta, a la vez que hacen muy suyo cada detalle de la boda. Será tendencia que la pareja decida servir el día de su boda el mismo vino con el que brindaron en su primera cita o que elaboren el menú del gran día con platos típicos de sus distintos viajes por el mundo.
Para dar cabida a esta esencia de bodas al aire libre, las carpas transparentes jugarán un papel fundamental ya que dejan visible el paisaje natural a la vez que se mimetizan con todo el entorno, cediéndole todo el protagonismo. Para ello, las flores adquieren mucha importancia, ya que ayudarán a vestir el entorno y aportar, todavía más, un toque natural. Las flores secas, preservadas y de temporada serán tendencia, buscando elegancia pero, sobre todo, ser más sostenibles.
En cuanto a los colores, en 2022 existirá una dicotomía entre los colores vivos y neutros y los esquemas de color serán más flexibles, haciendo que las parejas elijan una paleta de colores más amplia. En concreto, en la decoración floral, los rosas, morados, rojos y naranjas llamativos en combinación con hierbas, para aportar un toque más natural, serán tendencia. De cara a la primavera/verano de 2022, los tonos del atardecer y los rojos, tostados y ámbar apagados irán ganando terreno.
Las tartas de boda dejarán de ser discretas y se impondrá un estilo mucho más llamativo en el que las flores, los adornos y las texturas serán los grandes protagonistas. Todo lo que respecta al banquete, busca y presta mucha más atención a la cocina eco friendly y de residuos cero, apostando por cocina local y alimentos de proximidad. También se ofrecerán opciones veganas y alternativas para invitados intolerantes a algún alimento, siguiendo la tendencia de mimar a los invitados al máximo posible.
En el caso de las novias, se caracteriza por una vuelta a lo clásico. Por un lado, reinará el estilo victoriano, mangas largas, cuellos altos, encajes, corsés y faldas con mucho volumen.
Los colores naturales como el marrón, beige o gris claro adquieren mucho protagonismo. Si bien, y aunque el blanco también empieza a hacer su aparición en escena, para los novios que apuesten por una opción más formal y clásica, el azul y el negro seguirán siendo los reyes, etc.
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